Dia de relax en Udaipur

15-02-2010

Me despierto relajada después del masaje del dia anterior, la verdad es que valió la pena...he dormido 10 horas placidamente.

Al abrir los ojos lo primero que me viene a la mente es como está cambiando mi vida en tan poco tiempo.

La India me está transformando en una nueva persona, en una mucho mejor. Me está atrapando entre sus garras como una adicción imposible de dejar, como el drogadicto con su dosis diaria, India se está convirtiendo en mi droga particular.

Se que pronto regreso a casa pero no puedo parar de pensar cuando regresaré a la tierra donde todo es posible.

Escribo estas letras sentada en una pequeña terraza de piedra de mi hostel, a resguardo del Sol, sobre el lago y recostada en un sillón de mimbre.

La vista clavada sobre el lago Pichola, mientras aguilas, colibrís, patos y garzas sobrevuelan el cielo en libertad.

Oigo a lo lejos las campanas de algún templo cercano, el pequeño motor de algún bote que cruza y pasea a turistas de una orilla a otra.

Frente a mi un pequeño palacete medio sumergido en las aguas, ahora hogar de las aves. Inesplicamente la vegetación se abre paso en su interior donde cobijo y alimento a sus habitantes.

A mi izquierda un Palacio, antes casa de un marajá ahora hotel de lujo solo para unos pocos adinerados, aún así le han mantenido la magia del que en su día lo ideo.

Todo es belleza que se ha mantenido intacta en el tiempo, ese tiempo que parece no transcurrir en estas tierras.

A mí derecha las mujeres lavan la ropa en las escaleras de las ghats, aporreando las prendas con largas tablas de madera como se lleva haciendo desde antaño.

Los colores de la ropa tendida sobre las escalinatas se entremezcla con la imagen de las vacas recostadas a su sombra.

En la terraza de arriba donde antes he desayunado al Sol oigo a una chica koreana tocar su sitar con cierta maestría.

Llegan un matrimonio de un canadiense con una koreana y su hija. El dia anterior a mi llegada se me habían presentado pues él habla un perfecto español, poniendome al día de como iba el hostel.

Me saludan y se sientan en la terraza contigua.

Acaban de comprar samosas en un puesto cercano para comer y me ofrecen una que acepto gustosamente mientras charlamos animadamente un rato.

Me recomienda sitios que ellos ya han visitado de la ciudad con anterioridad, palacios, templos, etc...

Yo les aconsejo la visita a los lagos y les explico mi odisea del dia anterior con baño incluido.

Hago algunas fotos del paisaje pues solo con palabras no se puede describir aunque tampoco con imágenes, hay que estar aquí para vivirlo en la propia piel con todos los sentidos.

Se despiden con un asta luego, van a ir a comprar pasteles (todos están buenísimos!!)...luego nos veremos.

Me voy a dar una vuelta por los bazares y los ghats del lago.

Ya caida la tarde me paso por la tienda de Ammu a saludarle y hacer un tchai...me invita a dulces indis(unas bolas de azucar y mazapán) que acaba de comprar.

Me deja su ordenador paa hablar con Alex con el skype para que así pueda conocerlos a él y sus amigos, una pena que yo no pueda ver a mi xurri pero almenos él me puede ver y oir.

Después de probar la samosa del mediodia tengo antojo de unas para cenar, así que Ammu me lleva en su moto hasta un puesto cercano a comprar unas cuantas con extra de salsa de chili.

De vuelta por las calles topamos con varias fiestas de bodas que transcurren por las calles, aquí duran de 3 a 4 días y es todo un derroche de color, luces, fuegos artificiales y música por todos los rincones.

Caballos y elefantes engalanados para los novios seguidos de rediles de mujeres y hombres celebrando con bailes el evento.

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